Contra datos, “profecías”.

Como he comentado varias veces, mantengo una especie de “masoquismo mañanero”, revisar entre diez y doce medios de comunicación cada mañana.

Es una forma, como otra cualquiera, de preparar la mente para hacer frente al resto del día.

Sabiendo con los “bueyes” que ara cada medio -la mayoría podrían formar parte de la misma yunta-, pues resulta más llevadera esa tarea y, además, permite olfatear cómo respira cada cual y el fétido aliento que transmiten.

Pues desde hace unas semanas, vengo observando como una buena parte de “todólogos/as” que nos iluminan con su sapiencia, han empezado a trocar en “profetas otoñales”. Se nos advierte que habrá un otoño “caliente”, “difícil”, “duro”, “preocupante” … y así diferentes adjetivos, todos ellos, con la suficiente carga de negatividad correspondiente.

Pero claro, esto es algo cíclico. Basta retroceder en el tiempo y leer lo que decían estos, u otros, agoreros hace unos años. Ahí están las hemerotecas -o en mi caso, el archivo donde guardo muchas de las cosas que se publican-, para ver como el nivel de acierto es muy reducido y cuando eso ha ocurrido -alguna vez- las posibilidades de errar eran altamente reducidas.

Revisaba esta mañana algunas de las publicaciones que se realizaron hace más de tres años, sobre las previsiones económicas en la Unión Europea. Un problema coyuntural de la industria automovilista alemana hacía “saltar las alarmas” de estos profetas y sin el más mínimo rigor analítico, auguraban la entrada en recesión de Alemania y el efecto arrastre que ello produciría en el resto de la UE. Pero Alemania no entró en recesión, su PIB creció el 0,6% una vez superada la coyuntura -recordemos que en 2018 se establecieron nuevos estándares de contaminación que deberían cumplir los automóviles y eso produjo un impacto importante en la industria que hubo de adaptarse a una nueva situación, sin olvidar las demandas en las que se vio envuelto uno de los principales fabricantes por la falsificación de los certificados de contaminación de sus motores-. El PIB de la UE creció el 1,9% y el de España un 2,1%

Pues leyendo estas publicaciones, no he tenido más remedio que hacer una comparación entre esas de 2019 y las que nos vienen obsequiando los medios españoles desde hace unas semanas.

Cuando en los primeros días del mes de julio se conocían los datos de evolución del empleo, estos “profetas del mal” se lanzaron a minimizar los mismos y en un alarde de ingenio hubo un medio que sacaba este titular:

“La EPA de otoño pondrá a prueba la reforma laboral del Gobierno tras la polémica por la renuncia del presidente del INE”

No me diréis que el titular no es “ingenioso”. No solo mezcla “churras con merinas”, sino que en un alarde de “prestidigitación” nos viene a decir que el futuro de la Reforma Laboral no depende de la macha de la economía, sino de quién sea el presidente del INE, pues sin duda el que durante el primer semestre se hayan firmado más de un millón y medio de contratos indefinidos y el paro haya bajado al 12,48% – la tasa más baja desde 2008-, no es algo achacable a la política del gobierno sino a la presidencia del INE.

Días después de esto, otro “profeta” vaticinaba: “en otoño se producirá una ralentización en el crecimiento del empleo” ¡Bingo!

Hasta el más “tonto del pueblo” sabe que tras los meses de verano -debido a la temporada turística- se produce un incremento de las contrataciones y que estas caen durante los medes de otoño e invierno.

No contentos con ello, y debido a los datos de la EPA y del crecimiento del PIB, se agarraban a la alta inflación para volvernos a “prometer” un otoño lleno de penalidades y quienes un día antes habían publicado a todo “trapo” la entrada en recesión de EE.UU. -por cierto, con un 9,1% de inflación a mes de junio y con más de medio punto que España en el acumulado del presente año (6,3% EE.UU., 5,7% España)-, minimizaban la importancia del crecimiento de nuestro PIB que, no olvidemos, en tasa anual creció un 6,3%.

¿Quiere esto decir que el futuro es de “vino y rosas”? Ni mucho menos, el futuro, como todo lo que está por venir, es incierto y las circunstancias que concurren en el mundo no son las mejores, ni para la economía, ni para la propia vida. Pero bien sabemos, que “la economía es un estado de ánimo” y, si bien no podemos tomar esta cita de manera literal, la influencia que el estado de ánimo tiene en ella es importante.

Es cierto que todo puede empeorar. Parece que es lo que desean esta “legión” de profetas, agoreros y adivinos.

Tal vez por ello, estos “profetas del mal” estén empeñados en conseguir la depresión colectiva, que nos veamos invadidos por el pesimismo y los malos augurios y con ello lleguemos al “efecto Pigmalión”, más conocido por “la profecía autocumplida”.

Porque la gente no reacciona simplemente a cómo son las situaciones, sino también, y a menudo principalmente, a la manera en que perciben tales situaciones, cómo les llega la información y al significado que le dan a ésta. Por tanto, el comportamiento está condicionado, en gran parte, por la percepción y el significado que atribuyen a la información que describe las situaciones en las que nos encontramos, no solo la nuestra, sino la que nos “dibujan” de los demás.

De manera que, una vez que una persona se convence de que una situación tiene cierto significado, al margen de que realmente lo tenga o no, terminará adecuando su conducta a la percepción que de ella tiene, y esa forma de actuar termina teniendo consecuencias encaminadas a favorecer que se cumpla lo “profetizado”.

Ahora, “profetas del mal”, andan empeñados en convencernos de la maldad que tiene ese impuesto extraordinario a energéticas y banco. Yo también creo que es un impuesto malo, pero para las empresas afectadas, no para la mayoría social que, sin duda, saldrá beneficiada de ello.

A estos personajes se les olvida contarnos dos cosas importantes, la primera es que cuanto peor nos vaya a la mayoría mejor les irá a ellos, pues el “cache” subirá y habrá más “platós” que visitar. La segunda, que caso de no cumplirse esas “profecías”, comprometerse a pedir disculpas públicas. Sería un acto de contrición, pues ya que la mayoría son fervientes católicos deberían actuar de acuerdo con su “libro sagrado”, que castiga fuertemente a los falsos profetas y pedir perdón.

Pero me temo que estos “todólogos” son de los que nunca se equivocan y si acaso no aciertan, pues será culpa de las circunstancias que cambian a “su antojo”.

Rafa Valera 31_07_2022

1Rafa Valera

A 101 años de un «Desastre».

En la historia de nuestro país, existen fechas que, habiendo marcado el devenir de la misma, no suelen recibir el calificativo de “históricas”.

Son fechas, muchas de ellas desconocidas por la gran mayoría, en las que ocurrieron hechos trascendentes pero que al analizarse de manera aislada se les priva del reconocimiento e importancia que tuvieron en acontecimientos posteriores que, estos sí, se califican como históricos.

Una de esas fechas es la del 22 de julio -para ser exactos, los días comprendidos entre el 22 de julio y 9 de agosto de 1921-, justo hoy se cumplen 101 años del inicio de esos fatídicos días, en los que se produjo uno de los mayores desastres -medido en vidas humanas- sufrido por el ejército español. No en vano el acontecimiento del que hablamos es conocido como “El desastre de Annual”.

Annual es una localidad marroquí situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas y en la cercanía de esta ciudad las tropas rifeñas comandadas por Abd el-Krim infringieron una severa derrota a las tropas españolas comandadas por el general Fernández Silvestre, consecuencia de la misma fue la muerte de más diez mil soldados españoles. Muertes producidas, en gran medida, por la irresponsabilidad de altos mandos militares y políticos.

Lo ocurrido en esos días que se inician el 22 de julio de 1921, es, en mi opinión -la de un apasionado lector de historia-, una fecha capital para entender la mayor parte de los sucesos -unos importantes, otros graves y otros trágicos- que sucedieron en España a partir de ese desastre.

El “Desastre de Annual” es un acontecimiento tan importante como desconocidos por la mayoría de la ciudadanía y sobre los que, durante muchos años, la historia “oficial” pasó casi de puntillas, evitando relacionarlo con los sucesos que se produjeron con posterioridad.

Todo hecho, trascendente o no, tiene su “génesis” o precedente y Annual también tiene el suyo, o tal vez varios que incidieron en el mismo.

No puede olvidarse ·El barranco del lobo”, otro desastre ocurrido en 1909 con decenas de muertos, ni el Tratado de Fez, que daría lugar a que los territorios controlados por España en el norte y sur de Marruecos, recibieran el nombre de “Protectorado español de Marruecos”, ni los intereses económicos que marcaban la política militar española en el “Protectorado”.

Fueron unos precedentes que vinieron marcado por las ansias colonialistas y los intereses económicos de algunas empresas ligadas a los poderes de la época, sin olvidar a nuestro vecino francés, que también tenía los propios.

Tal vez, la etapa más relevante se iniciase en agosto de 1919, fecha en las que el general Silvestre, movido por su afán de volver a empuñar las armas en Marruecos tras ser durante cuatro años ayudante de Alfonso XIII, vuelve a la escena bélica como comandante general de Ceuta y pronto reverdecen sus laureles de héroe nacional, particularmente en la ocupación del Fondak de Ain Yedida. En 1920 es nombrado comandante general de Melilla, ciudad desde la que inició un avance general sobre el Rif, sin tener presente las carencias del ejército español y errando en el análisis de la situación y ubicación de las posiciones españolas sobre el territorio. Toda una imprudencia, la cual devino en un desastre.

Tras el derrumbamiento militar, el Alto Comisario Dámaso Berenguer, trasladado a Melilla, solicitó al ministro de la Guerra que un oficial general, nombrado por aquel, investigase los hechos y depurase las responsabilidades que hubiera lugar. Mediante la Real Orden de 4 de agosto de 1921 el vizconde de Eza, ministro de la Guerra, nombró al general Juan Picasso para que investigara en la propia plaza de Melilla los hechos ocurridos, con la ayuda del auditor de brigada Juan Martínez de la Vega y Zegrí. Sin embargo, el desastre se reveló de tal envergadura que el gobierno de Allendesalazar se vio obligado a dimitir.

En agosto de 1921, el rey Alfonso XIII encarga formar Gobierno a Antonio Maura, que nombró a Juan de la Cierva como ministro de la Guerra. El General Picasso ya había comenzado sus investigaciones en Melilla, y el 15 de agosto envió al general Berenguer un escrito solicitando los planes de operaciones que habían guiado la actuación del general Silvestre y sus tropas. El general Berenguer, preocupado de que la investigación pudiese mostrar las responsabilidades del Alto Mando (concretamente, las suyas propias), trasladó el escrito al ministro de la Guerra el 20 de agosto, solicitando instrucciones al respecto y manifestando así mismo que no se consideraba autorizado a proporcionar tal información por ser materia reservada. Presionado el ministro, se dictó una nueva Real Orden el 24 de agosto, aclarando al general Picasso que los acuerdos, planes o disposiciones del Alto Comisario quedaban fuera de sus investigaciones, y que debía limitarse a los hechos realizados por los jefes, oficiales y tropa para deducir responsabilidades en los casos en los que no se hubieran cumplido las obligaciones militares.

El 31 de agosto el general Picasso manifestó en carta al ministro su desacuerdo con la Real Orden, incidiendo en que se debía investigar sin exceptuar a nadie, incluidas las más altas instancias del mando, ya que no se podían concretar las responsabilidades a sucesos incidentales, consecuencia natural y obligada de los errores y desaciertos del mando. Ofrecía asimismo la posibilidad de que se le relevase de la comisión encargada para continuar su trabajo como representante militar español ante la Sociedad de Naciones.

Afortunadamente Picasso decide no dimitir y continua su inspección en Melilla. Toma declaración a setenta y nueve personas, sólo en relación con Annual. Uno a uno, escribe «Muerto», «Desaparecido», «Presente» o «Plaza» junto a los nombres de los soldados y oficiales que se vieron envueltos en el Desastre. El 23 de enero de 1922, tras seis meses de trabajo, el General regresa a Madrid con un abultado expediente de 2433 folios.

Sería la presión de las Cortes, principalmente de Indalecio Prieto, la que obligaría al gobierno de Sánchez Guerra a enviar el informe al Congreso para su estudio, debate y resolución. El 18 de abril el general entregó el expediente (y un resumen final redactado por él mismo) al Congreso creándose, a continuación, la “Comisión de responsabilidades”.

Por Madrid se había extendido una coplilla -cuyo autor era Luis de Tapia-, que venía poner en duda hasta qué nivel de responsabilidades alcanzaría dicho informe.

Si en telegramas o cables / oís decir que Picasso / va a encontrar responsables… / no hagáis caso… / Los errores fueron ciertos; / pero en asuntos de guerra, / a las causas y a los muertos / se les echa tierra…

¡La plancha será no chica / si en buscar en lo alto da! / Si Picasso en lo alto pica, /nmarrará.

La alusión a la responsabilidad el rey y altos mandos estaba clara.

Tras debatirse en las Cortes las conclusiones de la “Comisión de responsabilidades” -noviembre de 1922-, Sánchez Guerra dimitió y Alfonso XIII decide nombrar García Prieto como presidente, quien, tras comprobar que el Parlamento de había convertido en una pesadilla para el rey, convocó elecciones para el 29 de abril de 1923.

Tras constituirse las nuevas Cortes, se recuperó la “Comisión de responsabilidades”, que no llegaría a debatir en Pleno sus conclusiones pues el 13 de septiembre se produciría el golpe de estado de Primo de Rivera que, con la anuencia del rey, y la disolución del Congreso, evitaría que las Cortes las debatieran.

Intentar desvincular el “Desastre de Annual” del golpe de estado de Primo de Rivera, del desembarco de Alhucema -que propiciaría el fin de la guerra del Rif-, de la paulatina desacreditación de la monarquía, de la posterior proclamación de la Segunda República, de la “nostalgia” de los militares africanistas – Franco, Sanjurjo, Millán Astray…- y de estos con el levantamiento militar contra el gobierno legítimo de la República es, en mi opinión, “parcelar” la historia en compartimentos estancos, pero un análisis riguroso de la misma nos lleva, inevitablemente, a establecer la relación entre cada uno de ellos.

Intentar resumir en un artículo todo lo ocurrido en Annual, el propio Informe Picasso, así como las consecuencias de ello, sería un ejercicio de simplismo. No cabe, por tanto, más que recomendar la lectura de algunas obras que tratan sobre este trágico acontecimiento.

Existen algunos libros publicados hace tiempo – 1968- como “El desastre de Annual” de Ricardo Fernández de la Reguera. También con el mismo nombre, otra obra de Gerardo Muñoz Lorente.

Annual – escrita por Eduardo Ortega y Gasset y publicada por primera vez en 1992.

Varias se han publicado coincidiendo con el Centenario del Desastre de Annual: “A cien años de Annual”, obra coordinada por Daniel Macías, que aborda este crucial episodio de la mano de algunos especialistas en la materia.

Pero, sobre todo, recomendaría, la lectura del propio Informe Picasso, que de la mano del mismo General Juan Picasso González, esta publicado por diferentes canales.

Bueno sería, para finalizar, traer a colación una cita con la que Cherif Mulay Ahmed El Raisuni se dirigió al general Silvestre en esos trágicos días:

«Tú y yo formamos la tempestad; tú eres el viento furibundo; yo el mar tranquilo; tú llegas y soplas irritado, yo me agito, me revuelvo y estallo en espuma. “Ya tienes ahí la borrasca; pero entre tú y yo hay una diferencia; que yo, como el mar, jamás me salgo de mi sitio, y tú, como el viento, jamás estás en el tuyo».

Pues ya conocemos “un poquito más de historia”.

Rafa Valera 22_07_2022

Del «homo sapiens» al “stultus homo”.

Hace unos días que leí una entrevista a un divulgador científico, José Antonio Ruíz, autor de un libro con un título algo llamativo, “El último sapiens”.

Repetía este autor algo que recoge en su obra: “Aunque parezca ciencia ficción, no lo es: es ciencia. Por primera vez en la historia de la humanidad, el Homo sapiens está en condiciones de alterar deliberadamente el rumbo de su propia especie y convertirse en el último sapiens.”

Dicho así, no solo es preocupante, sino que genera la incertidumbre de en qué se convertirá “el sapiens”. Claro, que el autor lo plantea desde el punto de vista científico y de si la ciencia debe seguir investigando para poder modificar al “sapiens” y convertirlo en otra cosa, en otra especie.

Un tremendo dilema al que se debe enfrentar la ciencia, pero no solo ella, también, la medicina, las especialidades humanísticas y la propia ética. Algo muy serio.

En contraste con la seriedad del asunto planteado, resulta llamativo que el mundo científico no se esté preocupando por la “degeneración del sapiens actual” y más que investigar sobre la posibilidad de crear “un ser nuevo”, debería intentar “arreglar” a los actuales “sapiens”, porque la “avería” es grande y preocupante.

Se podría decir que, sin necesidad de ayuda científica, el actual “sapiens” está mutando a “stultus homo”, que en “Román paladino” no es otra cosa que “el hombre idiota”.

Porque resulta descorazonador, para el futuro de la especie, que la idiotez se esté instalando en las mentes de los “sapiens” a mayor velocidad que los diferentes virus que circulan por el mundo. Siendo, además, más fácil encontrar una vacuna contra cualquiera de esos virus que dar con el antídoto de la estúpida idiotez.

Que un medio manipula una noticia hasta darle la “vuelta como un calcetín” a la verdad, pues nada, ahí están esas legiones de “stultus homo” dando credibilidad a la misma y divulgándola como “palabra de Mesía”.

Que se recorta-manipula una fotografía, originariamente realizada sobre varias personas, y se deja solo a una, en una “pose” que se presta a la interpretación manipuladora, pues esas mismas, u otras legiones, de “stultus homo”, hacen su agosto soltando unas barbaridades que producirían vergüenza propia, a cualquier “sapiens”, pero sapiens de los de verdad.

Que se produce la dimisión de una responsable política o institucional, pues “legionarios/as” se lanzan a todo tipo de comentarios como si realmente supieran de causas distintas a las expuestas para dimitir. No es que no exista pudor y respeto por las personas, es que no existe el más mínimo respeto para consigo mismo. El “autorespeto” se sitúa al mismo nivel que el sentido del ridículo, a nivel del mar.

No, la ciencia está equivocando el enfoque, no necesitaría incrementar su investigación en el desarrollo del genoma humano, sino dedicar sus esfuerzos en el estudio de los métodos manipuladores que utilizan los medios y que tan buen resultado está dando para idiotizar a la humanidad. Ahí es donde debe incidir la ciencia, pues si de lo que se trata es de ver la posibilidad que el “homo sapiens” torne a otra cosa, ese “hecho trascendente” ya ha ocurrido, el sapiens ha tornado en “staltus”.

También decía este autor -José A. Ruíz-:

“Es especular, pero es muy probable que ya haya nacido alguien que no es un Homo sapiens”.

Y digo yo, ¿Pero este hombre en qué mundo vive? ¿Cómo que es muy probable que “haya nacido alguien”? Millones, hombre, millones han nacido ya y vuelan por el espacio virtual como los pájaros de Hitchcock.

Y si quiere la evidencia empírica, pues que se de un “paseo” por las llamadas redes sociales – que, dicho sea de paso deberían denominarse «asociales»-, y se asombrará de la capacidad intrínseca que anidamos para mutar al “sapiens” en cualquier cosa menos en “sabios”. Más bien en “Staltus”.

Al paso que vamos, el calentamiento global no será la causa de la extinción de la especie, sino que será la estupidez, extendida como «plaga bíblica».

¡Ah, se me olvidaba! Esa plaga de «stultus homo”, afecta por igual a las diferentes clases sociales, no distingue de ideología, ni de responsabilidades sociales o políticas, ni, tampoco, de sexo.

Ya digo. ¡Camino de la extinción!

Rafa Valera 20_07_2022

Algo más sobre la Ley de Memoria Democrática.

Recoge la Ley de Memoria Democrática, en trámite en el Senado una vez aprobada por el Congreso, el repudio del golpe de estado de 1936 y la posterior dictadura franquista.

Pero, además, en su artículo 1, punto 2, viene a reafirmar el reconocimiento de las personas que “padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra de España y la Dictadura franquista hasta la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978”,

Esto, que puede resultar “novedoso” y productor de urticaria en las fuerzas políticas de las derechas, es algo que en el resto de Europa se llevó a cabo hace muchos años. Se acordaron indemnizaciones a las víctimas de los trabajos forzados del nazismo y del fascismo y se les otorgó el reconocimiento moral y de justicia que las víctimas merecían.

En España, con una amplia estructura y pervivencia, dentro del poder económico, de quienes se beneficiaron de la utilización de mano de obra esclava -los presos republicanos-, hay enormes reticencias a esta nueva Ley. Basta ver la reacción de las derechas, genuinos representantes de los poderes económicos, para entender el por qué de tal rechazo, disfrazando el mismo bajo el “comodín de ETA”.

En España el tema de los “esclavos del franquismo” es algo que apenas ocupa espacio en los medios de comunicación, solo algún que otro historiador ha abordado el tema y lo ha plasmado en libros. Obvia decir que los mismos son casi “clandestinos” para la gran mayoría, pues bien poca es publicidad que se la ha dado a los mismos.

El franquismo utilizó a los presos en un doble sentido. Primero como mano de obra esclava a través del Patronato de Redención de Penas por el Trabajo, después con fines propagandísticos del régimen.

En los Batallones de Trabajadores se integraban los soldados prisioneros, en espera de los informes de todas las autoridades posibles: policía, ministerio de Justicia, Guardia Civil, alcaldes, Falange Española, párrocos y personas adictas al régimen, que les permitieran salir de los campos de concentración, creados tras la victoria militar. En ellos, el trabajo no reducía la condena del recluso ni era remunerado en forma alguna.

El hambre era una fórmula de coacción y doblegamiento destinada al preso y a su entorno. Si su familia colaboraba, se veía beneficiada por la caridad del régimen y de Acción Católica, entidad adlátere en la vida postcarcelaria. Si no era así, las posibilidades de muerte en cárceles y campos de concentración se incrementaban de manera notable. En España existieron -documentados hasta la fecha- algo más de 300 campos de concentración, por los que pasaron, según los cálculos aceptado por los historiadores, casi un millón de personas. Calcular la cifra de muertos producida por el hambre, es casi imposible, pues no en todos los casos había registros de fallecimientos, o no se señalaban las causas reales de los mismos.

De manera que se obtenía un rendimiento económico de los presos mejor cualificados, sobre los cuales se intensificaba la propaganda ideológica, pues se les “vendía como un privilegio”, respecto a la masa total de encarcelados, lo que no eran más que trabajos forzados.

Mientras, ante la restante población, eran presentados como el ejemplo más excelso de la magnanimidad del Estado para los vencidos, a los que se concedía el derecho-deber, según la curiosa fórmula legal que se establecía para llevarlo a cabo.

De todo esto se beneficiaron muchas empresas y terratenientes agrícolas. Entre esas empresas se encuentran algunas de las que hoy en día han “heredado”, por fusión o absorción, a otras muchas que recibieron los “regalos” del franquismo. Constructoras como —Banús, Dragados y Construcciones, Huarte, etcétera–, mineras como —Carbones Asturianos, Minas del Bierzo—, astilleros e industrias mecánicas como —Maquinista Terrestre y Marítima, Babcock & Wilcox, etcétera—, compañías ferroviarias —para la compañía MZA se calcula que trabajaron unos 5.000 presos—. «El metro de Madrid, ayuntamientos, iglesias y cuarteles, también fueron beneficiados por la mano de obra esclava. Sin olvidar a los miles de presos republicanos que trabajaron en el horrendo osario de Cuelgamuros.

Mientras la inmensa mayoría de la ciudadanía no sea conocedora de esta parte de la historia, y que además ese conocimiento les llegue a través de prestigiosos expertos que han dedicado parte de su vida a la investigación y documentación de la misma, España seguirá anclada en el desconocimiento y expuesta al continuo revisionismo que las derechas, en todas sus versiones, pretenden imponer.

Cuando historiadores de alto reconocimiento internacional, como Ángel Viñas, Rafael Torres, Álvarez Junco, Julián Casanova, Espinosa Maestre, Santos Juliá, Javier Tusell… por citar a los españoles, tienen el mismo, o menor, predicamento ante los medios que cualquier “periodista mindundi” que escribe algo sobre historia, es el síntoma más preocupante de que la “enfermedad” de la ignorancia se está extendiendo como una plaga.

Rafa Valera 16_07_2022

Reflexiones en un caluroso día de verano.

Immanuel Kant fue un filósofo que buscó, por encima de todo, enseñar al ser humano a pensar por sí mismo y a rechazar los dogmas de todo tipo.

Esos dogmas que destruyen la razón y someten el libre pensamiento a ideas fijas, pero no por ello restaba importancia al conocimiento previo, al contrario, lo consideraba imprescindible punto de partida para desarrollar las propias razones.

Pues Kant mantenía:

«Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros»

Nos venía a decir Kant, con esta frase, la importancia de las percepciones que, a la hora de establecer criterio, tenemos de las cosas, o de las personas. Y nuestras percepciones están condicionadas por un «mundo conformado» a nuestro alrededor. Mundo que en gran parte “conforman otras mentes” y que cuanto más cerrado es, más limitada será la realidad que percibimos.

Son muchas las ocasiones en las que creemos conocer bien las cosas, pero lo hacemos basados en la información y el conocimiento que hemos podido acumular en nuestra mente. ¿Pero, realmente las conocemos? ¿Tenemos la seguridad de disponer de toda la información y de no estar condicionados por un juicio previo?

¿En cuántas ocasiones se no «maneja» sin ser conscientes de ello, haciéndonos llegar una información parcial e incompleta?

Mantenía Aristóteles que «nuestro verdadero mundo», es el que formamos en nuestras conciencias a través de la experiencia y la observación, pero al que había que añadirle una buena «ración» de entendimiento, pues sin ella es imposible comprender las cosas.

Es por ello, por lo que podríamos convenir que es nuestra conciencia la que tiene el «poder» sobre nosotros. Es la que nos hace crear nuestro propio mundo y es nuestra experiencia, unida al razonamiento, lo que fundamenta nuestra visión del «mundo exterior». Pero la realidad de ese «mundo exterior» depende en gran parte de la información que nos llega y la interpretación que hagamos de ella

La pregunta pertinente -retórica, por supuesto- que deberíamos hacernos es ¿Cómo, de dónde y porqué medio nos llega la información y qué tiempo de reflexión le dedicamos antes de conformar la opinión?

La reflexión sobre esta pregunta retórica, debería llevarnos una conclusión preocupante: Nos llega la información que otros quieren que conozcamos. Y de ahí nacería una nueva pregunta, o varias, ¿Es toda la información? ¿Es una información veraz?…

Viene esta “introducción” a cuenta de la “polémica” suscitada en el mundillo mediático sobre esas conversaciones grabadas entre el “showman Ferreras” y el morador de las cloacas policiales Villarejo, respecto a las falsas noticias publicadas sobre Pablo Manuel Iglesias Turrión que, dicho sea de paso, no dejan de ser una auténtica golfada y una muestra inequívoca del grado de putrefacción en el que se encuentra el periodismo español. No pretendo generalizar, pues sigue habiendo profesionales honestos, pero son los menos.

Pero a mí, estas polémicas, me suenan falsas, impostadas y, en muchas ocasiones, selectivas. Intentaré explicarme.

Me suenan falsas porque nadie – y menos en la profesión periodística- debería ignorar quién es, de dónde proviene y a quién sirve el “showman”, ahora y antes. ¿O es que se han enterado ahora de su catadura moral y ética? ¿Y el agraviado, tampoco conocía con quién se reunía en esos tiempos de “amor” que tan bien le venía para su proyecto político?

Me suenan impostadas porque no es la primera vez que esto ocurre. Es más, algunos/as de los que hoy se escandalizan por esta “golfada”, han sido participes en otras operaciones no menos golfas e, incluso, también pusieron su granito de arena en esta.

Y son selectivas porque se critican unas, se ignoran otras y se alaban algunas que, siendo muy parecidas, tienen tratamiento diferenciado.

Sin ir muy lejos, tras el atentado terrorista del 11-M, un personaje como P.J. Ramírez -y algún otro más- llevaron a cabo una campaña de intoxicación informativa. Desarrollaba este obsceno personaje una teoría en la que: «Los atentados del 11-M se debieron a una conspiración en la que participaban ETA, los socialistas de Zapatero y hasta colega periodista que no se alineaba con su tesis».

El periodismo -salvo muy rara excepción- calló ante esta infamia, es más, hubo quienes alababan el “periodismo de investigación” que el tal Pedro J. llevaba a cabo. Esos “colegas” que lo alababan, debieron confundir el término “investigación” con el de “intoxicación”.

Han pasado los años y ¡Ahí sigue el tío! Hasta queriendo dar lecciones de ética y honestidad, cuando solo puede presumir de ser un auténtico sinvergüenza y un personaje indecente. En cualquier otro país, este elemento habría quedado arrinconado y repudiado por sus colegas. En cualquier otro país, pero no en España, donde se ensalza al golfo, al indecente y se mira de mala manera al que pretende mantener su ética y su honestidad por encima de los avatares.

Poco tiempo después, otro personaje despreciable, Melchor Miralles, desarrollo toda una campaña de injurias y acusaciones falsas contra Odón Elorza ¿Algún “plumilla” dijo algo? ¿Alguien sintió un repentino “ataque de ética” para arremeter contra esa infame campaña? No. Todos/as callaron, miraron para otro lado mientras ese indeseable periodista se paseaba por tertulias y programas derramando sus infamias y calumnias.

Pero acerquémonos en el tiempo ¿Recordáis la campaña contra el PSOE, esa en la que también estaba involucrado uno de los intervinientes en las conversaciones conocidas hace unos días? ¿Recordáis eso de: “El sándwich al PSOE con La Sexta funciona de cine”? Pues lo pronunció Mauricio Casals -partenaire de ambas conversaciones grabadas- y lo ejecutaban en la Sexta el “showman” Ferreras y el “ofendido” Pablo Manuel.

Curiosamente, nadie del mundillo mediático se escandalizó por ello. Nadie dijo entonces que “El periodismo español necesita una catarsis”.

Pero acerquémonos aún más a nuestros días. Hace dos semanas, Antonio Caño, en su día director de “El País”, reconocía que él y el propio diario, habían estado involucrado en una operación para impedir que se conformara un gobierno con una mayoría parlamentaria concreta. Esa operación, en la que el Grupo Prisa fue artífice principal, provocó una grave crisis en el seno del PSOE y la salida de la S. General de Pedro Sánchez. Ningún medio, ningún periodista -al menos que yo conozca- se rasgó las vestiduras por ello. Es más aplaudieron la maniobra, unos porque lograban lo que querían y otros, porque de esa forma disponían de “material informativo” para una temporada. La decencia y la ética fue “archivada” en el baúl de los recuerdos y se impuso el pragmatismo del “colegueo” y la servidumbre al pagador.

Hace más de un siglo, Joseph Pulitzer, periodista norteamericano que dio nombre a los prestigiosos “Premios Pulitzer”, se hacía una pregunta en voz alta cuando impartía clase en la Escuela de Periodismo de la Columbia University de Nueva York:

«¿Cuál será el estado de la sociedad y la política de esta república dentro de setenta años, cuando algunos de los niños que ahora van al colegio aún estén vivos? ¿Conservaremos un gobierno basado en la Constitución, en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y en la pureza de la justicia, o nos gobernarán el dinero o la mafia?».

Joseph Pulitzer manifestaba su convencimiento en que la respuesta dependería, en buena medida, de la calidad y veracidad de la información que se hiciera llegar al público.

Es evidente que Pulitzer sabía de lo que hablaba y de ahí su batalla contra el periodismo amarillo que propagaba William Randolph Hearst, poseedor de un imperio mediático e impulsor de la fabricación de escándalos con objetivos políticos.

Por ello, que el periodismo español haya sufrido un “ataque de ética”, me suena a falso y no tardaremos en asistir a otras operaciones, tan indecentes como las señaladas, en la que, unos participarán y otros callarán.

Whitelaw Reid, político estadounidense -no precisamente un “rojo”, pues era del Partido Republicano, decía:

«Al periodista se le dan las llaves de todos los estudios, la entrada a todas las familias, el oído de todos los ciudadanos cuando están más tranquilos y en el más receptivo de los estados de ánimo: tiene un poder de acercamiento y de persuasión superior al de un pastor protestante o un confesor católico».

Aunque la cita tiene más de un siglo, aun no somos plenamente conscientes que el “poder” del periodismo está siendo utilizado contra la gran mayoría social, mediatizando y manipulando la realidad de los hechos, para proteger los intereses de una “selecta” minoría que es la que detenta el poder económico y, curiosamente, son dueños de esos mismos medios.

Pido disculpas por la extensión, pero, a veces, el calor hace estragos.

_Rafa Valera_14_07_2022

La obscena palabrería de las derechas.

He de confesar que no he visto la totalidad del Debate sobre el Estado de la Nación: Hay “oradores” que resultan insoportables para cualquier cerebro de mediana inteligencia y otros que, por ya conocidos, se sabe de antemano el “guion” de sus discursos. Así que la “sesión de tarde” de ayer la llevé a cabo a intervalos, pero es verdad que, tanto anoche, como esta mañana, he dedicado un buen tiempo a “recabar opiniones” de la poca gente seria que queda en el mundillo mediático español y a comprobar la reacción “urticariosa” -permítaseme el palabro- de quienes siguen instalados en la “caverna”.

La sesión de hoy se ha completado, además de con la intervención del portavoz socialista, con esos grupos que terminan descalificando cualquier discurso: “Su discurso no vale si no habla de lo mío” y lo “mío” es de un ámbito tan reducido, material e intelectualmente, que, sin llegar al menosprecio, resulta algo “cateto” reivindicar cuando se está hablando de los graves problemas que afectan al conjunto del país. Para nada tiene que estar reñida la defensa de una “parcela” concreta con una visión general de los problemas, ni con la capacidad de ofrecer soluciones a ellos.

Quienes se circunscriben a su “terruño” y son incapaces de salir de ahí, no solo no aportan nada en la búsqueda de soluciones, sino que tampoco son participes de soluciones para eso que dice defender.

Pues con esa información -la vista y la leída- se me viene a la memoria, a modo de resumen, de este Debate sobre el Estado de la Nación, una cita de Catón el Viejo:

«Contra uerbosos noli contendere uerbis. Sermo datur cunctis, animi sapientia paucis.»

Que traducido al castellano dice:

«No luches con palabras contra los parlanchines: labia es don de muchos y de pocos el tino.»

Para quienes lo desconozcan, Marco Porcio Catón, conocido como «Catón el viejo», fue uno de los políticos más influyentes de la República romana. Catón procedía de una familia plebeya y el apellido Porcio, venía a resaltar que la misma había cuidado cerdos en épocas pretéritas.

Tenía un carácter firme e insobornable, y algunos historiadores le han considerado como el perfecto ciudadano romano.

Pues bien, Catón dejó como legado, entre otras cosas, algunos libros sobre aforismos y dichos que, dicho sea de paso, recomiendo leer pues nos permite la oportuna reflexión sobre cada una de ellas, y en todas hay alguna enseñanza que extraer para ir remediando la escasez de sabiduría que, sobre esta y otras materias, solemos tener en nuestros días. Una de esas frases es la comentada anteriormente

Porque esa y no otra es la conclusión que se puede extraer de dos días de debates -aunque para ser exactos los debates han brillado por su ausencia y se ha circunscrito más a monólogos y, si acaso, discusiones. Queda por ver las propuestas de Resoluciones que se presentan y los apoyos que logran cada una de ellas.

Pero volviendo a la cita de Catón, nos hemos encontrado con una derecha enredada en la palabrería, que sigue sin discurso ni proyecto político, empeñada en lanzar consignas y argumentarios, sin datos capaces de avalar las teorías que pregona, con una obscena ostentación de ignorancia sobre los temas que se debaten y echando mano del terrorismo como comodín de su insolvencia.

Cuando un partido tiene que acudir a la indecente utilización de las víctimas de una banda terrorista que desapareció hace más de una década, solo viene a mostrar la carencia de ideas y de proyectos para hacer frente a los problemas, graves problemas, que nos afectan como país. Si, además, se pretende volver a las “recetas” económicas fracasadas y que empobrecieron a la mayoría social, solo demuestra que esa derecha se ha estancado en el tiempo, que no ha sido capaz de entender la nueva situación del mundo y que no termina de digerir que fue expulsada del gobierno por una cancerígena corrupción, política, económica e institucional, que aún sigue dando coletazos. Para colmo de sus males, quedó plasmado ayer, que solo de la mano del fascismo tiene futuro. Un fascismo que se regodea de su estulticia y liderado por un patán.

El discurso del presidente, su forma y contenido dejó descolocado a quienes ya traían preparado los suyos de “casa”. Eso suele ocurrir en ocasiones en la actividad parlamentaria, pero cuando se tienen ideas, capacidad y solvencia intelectual, a cualquier discurso, por novedoso que pudiera sea, se le rebate con argumentos, se le contraponen las ideas y se explican los desacuerdos. Nada de esto ocurrió ni ayer, ni hoy, -casi nunca suele ocurrir-, sino que se volvieron a repetir los eslóganes y consignas, dirigidos más hacía un “público pasivo” que hacia quienes esperan alguna oferta positiva en forma de propuesta.

Así que a “diestra y siniestra”, ante tal descoloque, no les quedó más opción que tirar de palabrería, aunque siendo rigurosos, la “labia” – don de muchos, en opinión de Catón– de algunos es manifiestamente mejorable.

Definitivamente, el debate, ha sido un correctivo para quienes se esfuerzan en mantener análisis, no ya erróneos, sino distópicos. Largo se les va a hacer el tiempo a quienes pretenden proyectarse como “alternativas” políticas.

Porque el Presidente del Gobierno no se han limitado a transitar por un escenario ya conocido, sino que ha aprovechado para fijar la posición y adelantar los proyectos que llevará a cabo la mayoría gubernamental. Apuntalar cuantas acciones conduzcan a combatir los efectos de la inflación, reafirmar el camino emprendido para que la mayoría social no sea la “pagana” de la crisis, sino que, al contrario que bajo los gobiernos del PP, la salida de esa crisis se soporte sobre quienes disponen de más recursos.

Bajo esos parámetros, las derechas, sobre todo al PP, quedaron sin capacidad de respuesta y solo acudiendo a las barbaridades y al terrorismo, fueron capaces de articular una réplica en el Congreso.

Si nos atenemos a lo que se “declara y manifiesta” fuera del Congreso, el PP, por boca de su líder Feijóo, ha venido a dar por buena la aseveración del Presidente del Gobierno cuando ayer manifestó que ellos, el PP, con sus políticas solo buscan beneficiar al 5% de la población. Sin duda, en ese 5% se incluyen bancos y energéticas, a las que Feijóo, que ayer quedó mudo, ha defendido esta mañana de manera ardorosa.

Quién sabe si durante la noche de ayer hubo alguna llamada de esos “entrañables” amigos con los que se suele abrazar Feijóo.

Rafa Valera 13_07_2022

Los análisis erróneos.

Son muchas las ocasiones en las que leemos, o realizamos, análisis sobre los problemas que afectan a la izquierda -en su conjunto-, al respaldo social que obtiene y las perspectivas de futuro que nos espera, al mundo en general, si el modelo neoliberal termina siendo, no solo dominante, sino “pensamiento único”.

Son análisis que se centran en las condiciones en las que las ideas progresistas han de calar en la sociedad, sus dificultades para ser transmitidas, la manipulación mediática que sufre nuestra sociedad… etc. etc.

Pero en esos análisis se echa en falta, al menos para mí, una mirada retrospectiva sobre nosotros mismos -sobre la izquierda en su conjunto-, sobre el “qué nos pasa”, sobre el “por qué” actuamos de una forma y no de otra. En definitiva, falta “conocernos”, saber qué somos y quiénes somos.

Porque si hacemos el análisis partiendo de esas dudas -o interrogantes- y llegamos a aclararlas, seguramente nos llevaríamos algunas sorpresas y, también, alguna decepción.

Porque la mayoría de los análisis, incluidos los que quien escribe realiza, parten de algo que nos condiciona: “Damos credibilidad a lo que confirma nuestras creencias, nos ajustamos al pensamiento de nuestro entorno, bien sea este social, laboral, ideológico… y despachamos con “cierto desprecio” todo aquello que pudiera venir de “nuestros enemigos”, sin pararnos a pensar en la posibilidad de que pudiera existir alguna razón en lo que trasladan.

Las reacciones humanas suelen ser así, “despachamos” de manera rápida y sin mucha reflexión cuestiones que, si nos detuviéramos a pensar, tal vez nos ayudarían a entender mejor el porqué de las cosas.

Incluso de aquellas cosas que refutamos podemos extraer enseñanzas que nos permitan no caer en los mismos errores o, tal vez, “armarnos” de argumentos para actuar en sentido contrario a lo que nos trasladan esas ideas.

Una de las cosas que más me llaman la atención, es la facilidad con la que se dan valor, o se refutan, datos que son fácilmente comprobables. Pero en vez de comprobarlos, les damos veracidad si nos gustan o, por el contrario, son “mentiras” si no nos gustan. Claro que esa forma de actuar responde a la “pedagogía” que nos trasladan una “élite político-mediática”, que nos termina imbuyendo de un “ateísmo selectivo”, cuando no de un “descreimiento absoluto”.

De esta manera, los análisis se realizan en función de la “información”, más que del contraste y el razonamiento. Responden más a los argumentos que cualquier personaje mediático expone que a la constatación de una realidad.

Seguramente sea una reacción más acorde con los “sesgos cognitivos” que con el razonamiento.

Ello nos lleva a que cualquier mensaje o, declaración de un personaje mediático -sea este político o no- por absurdo que sea, siempre tendrá una amplia capa social que le preste atención y le otorgue veracidad.

Conociendo esto -y algunas cosas más sobre las que deberíamos indagar- las personas de izquierda tendríamos que plantearnos una interrogante que es capital:

¿Si estamos cargados de razones, somos tan buenos y hacemos las cosas tan bien, por qué no logramos una amplia mayoría social que nos respalde?

Y esta pregunta debería tener una relación de intensidad inversamente proporcional al respaldo que cada opción política tiene en las urnas.

Si se es honesto, sería una buena forma para hacer autocrítica. Pero ya sabemos que la autocrítica es algo que solo exigimos a los demás, pero que nos produce “urticaria” realizar en primera persona, sea esta singular o plural.

Porque nos guste o no, enfrente tenemos a unas derechas cuyos mensajes suelen ser más simples, más directos a las “vísceras” que al cerebro, que juegan a poner en evidencia los conocimientos y encomendarse más a las “creencias”.

De manera que lanzar mensajes como “la superioridad de una raza sobre otra”, aunque científicamente esa idea de «raza» haya sido abandonada en favor de otras categorías de población basadas en datos genéticos reales. Mantener la tesis de la inferioridad de la mujer frente al hombre -aunque se cuiden mucho de decirlo abiertamente-, que la homosexualidad es algo antinatural o que la explotación de la clase trabajadora, por los poderosos, es algo natural y positivo para el desarrollo del mundo, no les está provocando rechazo social, sino una buena aceptación.

Y llegando al “paroxismo” religioso-ideológico, son capaces de refutar cualquier avance científico con un “dogma” de fe o con teorías conspirativas.

No. No estamos en igualdad de condiciones a la hora de trasladar ideas y mensajes -ellas, las derechas, disponen de los medios económicos y mediáticos y nosotros, la izquierda no, o, al menos no en la misma proporción-, por ello, solo siendo capaces de trasladar ¡Y hacer llegar! nuestros mensajes de una forma clara, con datos que no puedan ser puestos en entredicho, con la verdad de los hechos y con la humildad de aceptar los errores, seremos capaces de hacer partícipe y recuperar a la mayoría social para nuestra causa.

Si, por el contrario, las izquierdas, sigues responsabilizando de sus “fracasos” a quienes les dan la espalda, sin analizar las causas de ello, y repitiendo eso de: “Somos los mejores y los más guapos” y esa “bondad y guapura” se va acrecentando cuantas menos personas les votan, llegará, para desgracia de la mayoría, a perecer como consecuencia de una especie de “síndrome narcisista”, se admiran tanto, se ven tan “bellos” en el espejo -bellos, pero solitarios-, que la falta de empatía terminará “ahogándolos” al intentar besarse.

Si repasamos la historia de las últimas décadas, podremos ver cómo en el “estanque de la belleza” ya perecieron unas cuantas formaciones políticas y otras no lo han hecho todavía porque la imagen del espejo cambia constantemente en un intento de continuar con vida.

Por ello, enraizar profundamente un proyecto político necesita de años, no de modas, de conexión con los problemas reales, no con problemas imaginados, de preocupación y entrega por y para la mayoría social, no para una “élite vanguardista”. En definitiva, no deberíamos caer en un abandonismo de lo que siempre fuimos, sino acertar en el análisis y el diagnóstico para seguir avanzando en un proyecto social y político que se acerca al siglo y medio de vida.

Sabemos que la actual sociedad es mucho más compleja, que necesitamos de “alianzas” para seguir avanzando, pero la mejor alianza que siempre hemos tenido es la que establecemos con la sociedad. Esa es la que nos exige seguir trabajando.

Por esa alianza, para conseguirla, necesitamos acertar en los análisis y en las soluciones.

¿A qué esperamos?

Rafa Valera 06_07_2022

El «Sindicato del crimen» sigue vivo.

Artículo publicado inicialmente en el muro de Facebook del autor el 29 de junio de 2022

Para quienes tienen “flaqueza memorística”, o por su edad no fueron testigos de lo acontecido, es bueno recordar que, el 13 de agosto de 1993 tuvo lugar en Marbella una reunión a la que asistieron, entre otros, Pedro J. Ramírez, José Luis Balbín, Manuel Martín Ferrand, Antonio Burgos, Antonio Herrero, José Luis Gutiérrez, Julio Cerón, José María García, Federico Jiménez Losantos, Camilo José Cela, Antonio Gala, Francisco Umbral, José Luis Martín Prieto, Antonio García-Trevijano, Raúl del Pozo y Julián Lago, con el objetivo formal de fundar la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI).

Una “extraña asociación de intereses”, mediático-político-económicos, confluyeron en una operación para derribar al gobierno de la época presidido por Felipe González. Fue esa confabulación que, periodistas y escritores “independientes”, con el apoyo de algunos relevantes políticos, llevaron a cabo con el objetivo de derribar a un gobierno salido de una mayoría parlamentaria tras unas elecciones generales.

En resultado de las elecciones celebradas el 6 de junio de 1993, que había otorgado mayoría -aunque no absoluta- al PSOE, no gustó ni a la derecha política -solo hay que recordar la puesta en duda del recuento de votos que, la misma noche electoral, hicieron Ruíz Gallardón y Javier Arenas-, ni a la mediática que ya empezaba a estar dominada por determinados grupos empresariales.

La AEPI se crea y se presenta en “sociedad”, para dar lustre a la misma, como un brazo más de ese “pulpo” que pretende recuperar el dominio de todos los resortes de poder en España que, por medio de las urnas, había perdido durante más de una década.

Aunque el objetivo de esta “asociación”, pronto conocida como el “Sindicato del crimen”, estaba a la vista -a no ser que se quisiera cerrar los ojos o, simplemente, solicitar un kiosco de la ONCE-, deberían pasar algunos años para que algunos de sus “inspiradores” -Luis M. Ansón, Pablo Sebastián y Luis del Olmo – reconocieran que se había tratado de una confabulación para derribar al gobierno:

“Una conspiración política, financiera y mediática de muy alto calado, consistente en una campaña de intoxicación informativa”, con la cual se había puesto en peligro los pilares del Estado de Derecho.

Si nos atenemos a algunas de las “memorias” escritas, se buscaba la caída del gobierno y hasta de un cambio de régimen.

En “román paladino”, podríamos decir que fue un intento de golpe de estado que tuvo su influencia, y consecuencias en las elecciones que, en 1996, llevaron a Aznar a la presidencia del Gobierno de España.

Aunque esa asociación, como tal, desaparece tras el “éxito” electoral del PP, su poso y sus “enseñanzas” no se “volatizan”, sino que se instalan en la mente de muchos/as periodistas y de los dueños de sus “cabeceras mediáticas”. El éxito obtenido hoy, es repetible en el futuro, pensarían algunos de los poderes que intervinieron en esa operación.

De esa manera, llegado en 2004 los trágicos atentados del 11-M, las mentiras del gobierno de Aznar responsabilizando a ETA y negando la autoría islamista y la posterior teoría de la conspiración y de los “peones negros”, varios de los miembros de esa AEPI, volviendo a las andadas, no solo ponen en duda el veredicto de las urnas, sino que desarrollan toda una tesis conspirativa para intentar salvar a Aznar, y al PP, de la responsabilidad y de las mentiras.

La semilla estaba sembrada y el periodismo había ¿descubierto? -o tal vez acudía al origen de muchos de ellos- una nueva manera de incidir en la dirección política del país.

De cómo ha venido degradándose el periodismo es España desde entonces no creo que sea desconocido para nadie, pero si algo ha venido a ser definitivo no es otra cosa que la concentración de mas del 90% de los medios españoles en escasos grupos empresariales y estos, los grupos mediáticos, en manos de unos poderes económicos no siempre conocidos, cuando no con unos intereses muy cruzados con las grandes corporaciones empresariales.

A pulso se ha ganado el periodismo español el ser uno de los menos creíbles de los países, llamados, desarrollados.

Por eso, no ha sorprendido mucho que quien fuera Director de El País entre 2014 y 2018, Antonio Caño, haya emulado a Luis M. Ansón y reconocido que hace unos años estuvo, él y el periódico, enfrascados en otra operación similar para evitar que se proclamara un gobierno salido de la mayoría parlamentaria.

Lo que Caño no dice, de momento, es que esa operación ya había tenido un antecedente que originó una crisis profunda en el seno del PSOE, con un fatídico 1 de octubre y con la dimisión de Pedro Sánchez como S. General.

Quienes sean flaco de memoria pueden acudir a las hemerotecas o fonotecas y comprobar lo que en los meses posteriores al 26-J de 2016, se publicaba o se decía a través de los micrófonos del Grupo Prisa.

No hay sorpresa, por tanto, en las declaraciones “tuiteras” de Caño, sino solo un reconocimiento de algo que estaba muy claro.

Quienes hemos venido insistiendo durante mucho tiempo -ahí están los múltiples artículos publicados en este mismo muro, o en mi blog personal- en la obscena manipulación periodística , siempre hemos echado en falta una respuesta contundente del partido -incluso del Gobierno- sobre ello. Una respuesta en línea con la que, el 30 de septiembre de 2016, le dio Josep Borrell a Pepa Bueno, en “Hoy por hoy”, señalando de manera rotunda al Grupo Prisa como “ariete” de una maniobra contra el S. General del PSOE y tratando de determinar qué gobierno, y con quienes, habría de elegirse en el Parlamento.

Por eso -por haber echado en falta una respuesta contundente-, en estos días acogemos con satisfacción que, primero el sábado en su comparecencia y, también, esta mañana en la entrevista dada en la SER, Pedro Sánchez, en su calidad de presidente del Gobierno y también como S. General del PSOE, haya señalado de manera clara la confluencia de intereses entre determinados poderes económicos y mediáticos en contra del Gobierno de España y, diría yo, muy especialmente en contra del propio Pedro Sánchez.

Pero esos “poderes oscuros” no están solos, cuentan con la representación política de la derecha, a la que apoyan y ayudan a ganar elecciones -y tal vez en algo más-, que responde a la defensa de sus intereses y que los medios a su servicio manipulan, tergiversan y distorsionan la realidad para que a la ciudadanía les llegue la propaganda y caiga en su manipulación.

Hasta no hace muchos años, se señalaban como “poderes fácticos” -siempre dispuestos a cualquier cosa en defensa de sus intereses- a la iglesia, la banca y el ejército, ahora, en los tiempos que vivimos en España, no hay más remedio que agregar un cuarto “elemento fáctico”, los jueces -o, para ser exactos, una gran mayoría de ellos y su cúpula dirigente- enrolados en esa “tropa” dispuesta a todo para “salvar a su España”, la de ellos, que no la nuestra, la de la gran mayoría.

Tal vez a Pedro Sánchez se le ha “escapado” este detalle o, bien, no ha querido destapar a la vez todas las alcantarillas en las que moran las “ratas”.

En cualquier caso, bienvenido sea ese señalamiento de quienes llevan años conspirando, mintiendo, engañando y manipulando a la opinión pública.

Rafa Valera 29_06_2022